Muchos conocen el sentido de regresar a casa, de que alguien te reciba con las manos abiertas, que te den la bienvenida, te sirvan una comida recién hecha en casa, y se sienten contigo para compartir y escuchar como te ha ido en la vida.
Así es como se siente regresar a mi querido México. Desde el momento de bajar del avión y respirar el aire de este lindo país, y desde el momento en que entras a casa y anuncias tu llegada. Es la sonrisa con la que te reciben tus abuelos, y el amor y cariño que expresan al volverte a ver. Son los momentos en que tu abuela te da un abrazo y un beso y te detiene la mano expresando su sorpresa y felicidad. Es en la mirada de sus ojos tan amorosos y feliz y en la manera en que acerca tu mano a sus labios para regalarte un beso, y de la misma manera acercar su mano a tus labios para regresarle el amor. Es reconocer un amor tan infinito y tan especial que nos ofrecen nuestros abuelos.
Regresar a México es la felicidad que uno siente con los abrazos de nuestros primos y amigos, todos con mucha alegría de volvernos ha ver. Es compartir sonrisas y carcajadas tan intensas que no dejan ni respirar. Y también es pasar toda la noche en el chisme alrededor de una lumbrada y seguirle a la noche disfrutando de unos tacos y una cerveza.
Y como si no fuera suficiente, regresar a Mexico siempre es recibir la bienvenida de un humilde rancho que tiene tanto corazón. Una bienvenida tan alegre por volverte a ver, y volver ha regresar ha tus raíces. Qué orgullo es conocer la comunidad de tu origen. Y qué orgullo es ser de rancho. Yo soy quien soy, por mi amor a México!